martes, 3 de junio de 2014

¡Piensa en respirar para correr mejor!



Cuando caminamos o corremos a nivel aeróbico (ritmo moderado) durante un periodo más o menos largo nuestro ritmo baja no sólo por fatiga muscular sino también pulmonar. Sin embargo prestamos poca atención a este segundo aspecto en detrimento del primero. Un artículo muy bueno publicado en la web de nuestro club amigo, Atletismo Valdeiglesias Martín Berlanas, provocó nuestra curiosidad sobre el tema motivándonos a investigar un poco. Aquí tenéis algunas de nuestras reflexiones que esperemos os ayuden a entender un poco cómo funciona esa sofisticada herramienta que es nuestro cuerpo. ¡Esperemos que las encontréis útiles!

Señala el fisiólogo López Chicharro que el rendimiento se limita por dos motivos: fatiga de la “bomba respiratoria” esto es de los músculos inspiradores (siendo el principal el diafragma que se contrae en la inspiración) y en segundo lugar porque compiten con los músculos locomotores por conseguir oxígeno que escasea cuando incrementamos el ritmo. Según el mismo autor “es evidente que una mejora de la fuerza y de la capacidad aeróbica (eficiencia) de los músculos respiratorios, retrasaría la fatiga de los músculos inspiradores por un lado, y disminuiría la demanda de oxígeno para la misma tensión muscular por otro, hecho que facilitaría una mayor cesión de oxígeno a los músculos locomotores y con ello una mejora del rendimiento aeróbico”. Añadimos que esto es sencillo de llevar a la práctica y sólo exige un poco de constancia y paciencia.
Muchas RM nos habéis preguntado cómo hay que respirar al correr, hecho que nos motiva a reflexionar y a investigar sobre el tema habiendo puesto en práctica en muchos de vuestros entrenamientos ejercicios de fuerza y de ritmos respiratorios.
Los primeros consisten en inspirar durante 1-2 tiempos más de los que espiramos para ejercitar ese diafragma que tira de nuestros pulmones ayudando a incrementar su capacidad.
Respecto a los segundos, un corredor puede usar diferentes ciclos respiratorios y podemos alterar nuestro ritmo natural de forma consciente para buscar la mejora en el rendimiento. Cada uno tenemos un ciclo respiratorio diferente en función de la demanda de oxígeno de nuestro cuerpo que a su vez depende de nuestra genética, nuestro estado de forma, etc.
Para aprender a intervenir en ellos y a beneficiarnos como corredores, basta seguir unos sencillos pasos que requieren concentración, práctica y sobre todo olvidarse de la velocidad que adecuaremos al ritmo respiratorio:
1.   Tomar consciencia de los tiempo en que inspiramos y espiramos cuando rodamos a ritmo cómodo. Puede ser a  un ritmo de 2-2 (inspiramos en 2, espiramos en 2) ó de 3-3.
2.   Hacer un rodaje de calentamientos empezando a 4-4, pasar a 3-3 pasados unos minutos (si nos cuesta deberemos disminuir la velocidad) y a continuación cuando lo tengamos controlado pasamos a 2-2. Este ritmo 2-2 suele ser el habitual para entrenamientos de calidad, carreras o en un maratón. Normalmente al final de las mismas por fatiga utilizaremos 2-1 porque nuestros músculos requieren más oxígeno. El ritmo 1-1 es el que utilizamos en el último minuto de una competición o un entrenamiento muy intenso y no conviene practicarlo más de un par de minutos.
3.   Podemos practicar los dos puntos anteriores una, dos, tres semanas o un mes. Cuando seamos conscientes de nuestro ritmo respiratorio, estaremos preparados para alterarlo de las siguientes formas en función del beneficio que queramos obtener:
4.   Mejorar la eficiencia de nuestro cuerpo al consumir oxígeno. Se utiliza en sesiones de intensidad baja o moderada: acortamos la inspiración y mantenemos o alargamos la espiración. Es decir, si partimos de un ritmo de 2-2, inspiraremos en 1 y espiraremos en 2 ó en 3 (nivel avanzado, más intenso). Tu cuerpo se acostumbrará a trabajar con menos oxígeno y a tener que cogerlo más rápidamente. Una vez que domines la técnica y vayas cómodo, empieza a incrementar la intensidad de tu carrera hasta que tengas la sensación de que te falta el aire. Mantenla 4-5’ para ir progresivamente aumentando el tiempo. Cuando  vuelvas a tu “ritmo normal” con más oxígeno disponible para tus músculos podrás ir más rápido. Otra ventaja de este ritmo es que al inspirar menos, se fatiga menos el diafragma (menor contracción) por lo que tal y como comentábamos al principio ese oxígeno que nos ahorramos podrá ser usado por los músculos locomotores para avanzar más rápido.
5.   Aumentar tu nivel anaeróbico (el que trabajas en series, cuestas o intervalos de alta intensidad): mantenemos o aumentamos la inspiración y acortamos la espiración. Inspiramos en 2 ó 3 (si resulta más fácil al principio) y espiramos en 1. Esto nos permite eliminar rápidamente el aire con sustancias de desecho e inspirar suministrando antes aire limpio con mucho oxígeno a nuestros músculos para poder avanzar a mayor velocidad. Esto nos vendrá bien para mejorar la velocidad.

Como veis, entrenar los músculos respiratorios produce adaptaciones fisiológicas que nos permitirán correr más tiempo sin fatigarnos  (resistencia aeróbica) y mantener un esfuerzo alto (umbral anaeróbico) ahorrando energía en ambos casos. ¡Nos encantará conocer vuestra experiencia si los ponéis en práctica!.






¿Pero que es esto de los Pliométricos y para que sirven?



Llamamos ejercicios pliométricos a los skippings, sentadillas, saltos a la pata coja, etc.
Es decir, movimientos efectuados a gran velocidad en los que nuestros músculos se estiran y contraen de forma explosiva. Ejemplo: la clásica sentadilla. Cuando nos piden que saltemos lo más alto posible, ¿qué hacemos? nos agachamos primero (estiramiento de cuadriceps y gemelos) de forma instintiva buscando la máxima fuerza y rapidez en la elevación (contracción).

Vamos a tratar de explicar por qué estos ejercicios nos ayudan a mejorar en la carrera. Nuestros músculos están compuestos por fibras lentas y rápidas; en mayor o menor medida todos tenemos ambas y las reclutamos de distinta forma según el tipo de ejercicio que hagamos. Como corredores de resistencia o fondistas que somos, utilizamos mas las fibras musculares lentas que consumen poca energía y por tanto nos permiten resistir corriendo durante más tiempo. Ahora bien, las rápidas, esas que se activan en los saltos las tenemos digamos, infrautilizadas.

Con los pliométricos tratamos de reclutar de forma óptima la mayor cantidad de músculos posible pero con la menor cantidad de fibras en cada uno de ellos para lograr la mayor fuerza posible en un momento dado. En nuestro caso esto se logra permaneciendo en el suelo el menor tiempo posible, es decir usando esa fuerza reactiva y elástica de nuestros músculos que nos permite “botar” y “rebotar” una habilidad que trabajamos cuando hacemos también técnica de carrera. Esto como muchos sabéis, se llama eficiencia: si aumentamos el ritmo al cual nuestros músculos desarrollan fuerza, mejorará la capacidad de éstos para administrar el oxígeno que los alimenta de forma óptima, seremos más económicos en nuestra carrera. Ejemplo: dos corredores que van al mismo ritmo, a 6’ x km: el que recluta menor número de fibras musculares será el que tenga mejor economía de carrera y por tanto requerirá menos energía y podrá llegar más lejos en igualdad de condiciones.

Como os comentaba durante el entrenamiento, estos ejercicios se realizan cuando ya tenemos una buena condición física ya que requieren fuerza muscular para no dañar nuestras articulaciones. Basta con realizarlos una vez a la semana, en terreno blando (hierba es lo ideal para evitar escurrirnos y no hacer sufrir a nuestras articulaciones) en series de 10 reps., repetidas cada una entre 2 y 4 veces según nivel. Os recomendamos hacerlas siempre tras un rodaje suave de unos 15 minutos al menos y en modo secuencial o de circuitos para no aburriros y realizando unas progresiones o un km a ritmo medio-fuerte al terminar.
Técnica: aterrizar sobre la parte almohadillada del pie (metatarso), separar piernas a la altura de los hombros y flexionar hasta formar un ángulo de 90º entre la parte superior e inferior de nuestras extremidades inferiores. Comenzar dejando un par de segundos entre salto y salto para controlar el movimiento hasta dominarlo.
Mejoras asociadas a la práctica de los pliométricos: mayor rapidez en la fase de despegue, aumento en la longitud de zancada, mayor movilidad en los tobillos y mejora del equilibrio, así como de la elasticidad muscular obviamente.

EJERCICIOS REALIZADOS EN CLASE:
1.   Saltos simultáneos con piernas separadas en vertical, horizontal y laterales
2.   Pata coja 4-5 saltos sobre una pierna, vuelta hacia atrás con la contraria
3.   Skipping alto con cuádriceps paralelos al suelo
4.   Saltos simultáneos con piernas separadas todo lo lejos posible
5.   Un solo salto seguido de una carrera de 20-30m lo más rápido posible
6.   Triple salto: carrera de 20m + salto largo apoyando pierna dominante (amortiguación) + 2º salto con aterrizaje sobre pierna contraria (impulsión) + salto vertical para caer sobre los dos pies (batida)
7.   Salto con impulso vertical desde banco (a unos 30 cm del suelo) caer flexionando con dos pies simultáneamente y separados a la altura de los hombros y saltar de nuevo en vertical : )

Equilibrio muscular + prevención de lesiones = mejora del rendimiento



Muchos de vosotros estáis ahora disfrutando de una gran mejora en vuestras marcas fruto del entrenamiento, la constancia y fuerza de voluntad. Pero también habéis padecido algún que otro dolor muscular desconocido hasta ahora. En la mayor parte de los casos esto se debe a desequilibrios musculares originados porque sobrecargamos más unos grupos musculares que otros y no trabajamos toda la cadena muscular.
Si corres durante más tiempo y le exiges más a tus músculos, también tienes que dedicarle más tiempo a la fuerza y más estiramientos para que puedan rendir más.
En este post nos centraremos en la fuerza. Una forma fácil y económica de trabajar la estabilización y la correcta alineación de nuestro aparato locomotor es utilizar las GOMAS en una rutina que no te llevará en total más de media hora y que ilustramos con el vídeo adjunto de Runner's:
- Dos veces a la semana bastan
-  5 ejercicios para hacer tras haber caminado 15' o corrido 10'.
- 10-15 repeticiones (según nivel)

EJERCICIOS CON GOMA:
1. SILLITA DE LA REINA: apóyate sobre la pierna que pisa la goma e inclina el tronco ligeramente hacia delante al levantarte.
2. ROTACIÓN DEL "CORE": ata o engancha la goma en algún punto fijo a la altura del pecho.
3. SENTADILLA: gomas detrás de los hombros, palmas de las manos mirando al frente; empujar glúteos hacia detrás en la bajada.
4. ELEVACIÓN LATERAL DE PIERNA: asegurar goma en punto fijo y atar al tobillo. Contraer glúteo de pierna de apoyo en el suelo y elevar cadera y pierna contraria.
5. BRAZOS DE CARRERA: enganchar goma en una barra, espaldera o similar. Contraer abdomen y realizar el movimiento de los brazos en carrera. Recuerda que el antebrazo y el brazo deben formar un ángulo de 90º y que tu mano cuando desciende no debe sobrepasar la cadera.

De esta forma tan sencilla activamos los principales músculos que utilizamos al correr de forma equilibrada para prevenir lesiones y mejorar nuestro rendimiento a lo largo del tiempo : )


¿Por qué no adelgazo si entreno como una bestia?



Aunque el título sea un poco sensacionalista, recoge la inquietud que muchas de las que preparáis medias o incluso maratón nos habéis expresado sobre la pérdida de peso que popularmente se asocia al aumento en el volumen de entrenamiento.
Desde luego llegar al día de la carrera sin haber adelgazado no quiere decir que lo hayamos hecho mal ni mucho menos. Vamos a analizar posibles explicaciones:

1 Al hacer más kilómetros, el cuerpo necesita más combustible obviamente. Esta necesidad se suele manifestar en forma de ruidos producidos por nuestro estómago, sensación de fatiga o incluso algún leve dolor. Hay que reponerse comiendo proteínas e hidratos de carbono (pollo con arroz, carne, pescado azul, pasta). Pero esto no quiere decir que tengamos licencia para comer de todo: mejor mantener escondidas las patatas fritas o los gofres. Un estudio publicado por la revista Appetite en 2009 demostraba que un paseíto de 15 minutos después de entrenar reduce la necesidad de comer chocolate. También podemos darnos una tregua de 20’ para hacer desaparecer esa necesidad ficticia (puesto que ya hemos comido).
2.   Trata de no sobrealimentarte: se trata de elegir bien lo que comer: hidratos, proteínas y fibra. Según la nutricionista Jenna Bell los dos últimos tipos de alimentos son saciantes. También ayuda programar las comidas: por ejemplo si comes una comida completa 2 horas antes de entrenar y en la hora después, evitarás los tentempiés.
3.   El entrenamiento aumenta tu masa muscular que pesa mas que la grasa. Puede que tengas menos cintura, peses lo mismo, pero estarás más fuerte. Y si te pesas el día antes de la carrera, también es posible que estés reteniendo líquido: normalmente bebes más y comes más carbohidratos que absorben agua para ayudarte a crear unos buenos depósitos de energía que utilizarás en la carrera.

Y algunos consejos a tener en cuenta:
-          hidrátate antes y después del entrenamiento e ingiere bebidas sin calorías a lo largo del día
-          toma alimentos ricos en fibra (verduras, fruta, legumbres): tienen pocas calorías y llenan bastante, además de digerirse más despacio (ojo con comerlas justo antes de entrenar).
-          Evita carbohidratos que provengan de granos procesados o los dulces: mejor que sean integrales (arroz, pasta, quinoa), más densos y saciantes.