sábado, 13 de febrero de 2016

La meditación como arma secreta


En Tibet dicen que la respiración es el caballo y la mente es el jinete: el animal representa el movimiento y el viento que se agita cuando estamos preocupados por algo. Si la mente no está entrenada, el caballo salvaje nos llevará a donde quiera sin ningún control. La meditación consiste en domar al caballo: en pensar en lo que queramos cuando queramos. 

Y esto viene a cuento de la reciente lectura del libro del lama tibetano Sakyong Mipham, Running with the mind of meditation que relaciona las mentalidades de oriente y occidente para beneficio de los corredores, nos recuerda su importancia. Este señor que da charlas por todo el mundo sobre meditación, empezó a correr hace algunos años y descubrió como la práctica del ejercicio físico -y correr es su preferido- le ayudaba a meditar. Pero ¿por qué nos parece útil acercarnos a la meditación? Simplemente porque en esta vida que llevamos en la que nos sobran estímulos para hacer cualquier cosa, nos parece necesario intentar parar un poco a reflexionar y a centrarnos en menos temas para poder, tener experiencias más enriquecedoras. 

En este post que no es el primero en el que hablamos sobre la mente ( http://runningmothers.blogspot.com/2014/11/mente-sobre-cuerpo.html), quiero compartir con vosotros algunos de los puntos que me parecen más reveladores sobre los cuales reflexiono sin ánimo de resultar tediosa. Estaré encantada de conocer vuestras opiniones.

1. Siguiendo con la analogía equina, cuando terminamos de entrenar somos capaces de ver con claridad algún asunto que nos ha tenido bloqueados y es que al agotar al caballo-cuerpo, la mente cobra protagonismo. Pero ésta es una situación coyuntural porque en cuanto recuperemos la energía, la mente volverá a las andadas: es decir que habremos agotado al caballo pero el jinete-mente no está domesticado. En realidad sólo hemos entrenado el cuerpo y es que según Sakyong no podemos meditar corriendo ni correr meditando, sino que cada cosa ha de hacerse por separado para que nos beneficiemos de ambas actividades. Entrenar la mente ayuda a los atletas a mejorar su rendimiento físico para que estén centrados, no se distraigan y aprendan a controlar su cuerpo. Y mantener el cuerpo en forma corriendo les sirve a los estudiosos para meditar o pensar más sin sentir molestias físicas (sea el caso de los monjes que meditan o de los sesudos científicos por poner algunos ejemplos).
Esta concepción holística del ser humano que los asiáticos conocen desde hace miles de años, los occidentales lo aplicamos desde hace relativamente poco en la medicina o en la empresa, por ejemplo, donde los grandes departamentos de RR.HH. saben bien de los beneficios que reporta mantener a la plantilla en buena forma física.

2. Una de las cosas para mi mas reveladoras, aunque bastante obvia, que dice nuestro amigo tibetano es que los beneficios del entrenamiento físico son temporales (hay que trabajar el cuerpo de forma más o menos constante para mantenerlo en forma), mientras que el entrenamiento mental no se olvida: la meditación es como aprender a leer: perdura. Nunca me había parado a pensarlo. Y sin embargo, si había pensado en como la experiencia de los corredores maduros, es un arma que ganamos ante la juventud que nos arrolla con su fortaleza física. Y se lo repito a mis runners cuando vuelven a correr tras un parón: “no es volver a empezar, ya tienes la experiencia y sabes el camino”.

3. Para empezar a meditar el maestro nos recomienda pensar en respirar. La respiración es nuestro primer acto vital: lo hacemos unas 21.600 veces al día según los textos sobre el tema y es el acto que llena de energía nuestro cuerpo. Hacerlo de una forma sana y aprender a conocer y a controlar la respiración es el primer paso. Pensar en respirar nos lleva al momento presente, al “ic-hoc” que mencionan los psicólogos (aquí-ahora) y nos aporta clarividencia. Solemos turbarnos centrándonos excesivamente en el pasado (provoca depresión y/o arrepentimiento) o en el futuro (falsas expectativas creadas, preocupación por algo que no sabemos si sucederá y/o ansiedad). Por supuesto que hay que tener en cuenta las experiencias y las expectativas, pero es en el presente donde las llevamos a cabo. Y correr nos lleva a ese momento presente. Cuando empezamos a rodar, podemos estar repasando la lista de la compra, enfadados por algo o nerviosos por algo que va a suceder, pero a los poco minutos empezamos a dejar todo atrás y a centrarnos en lo que hacemos. Uno de los entrenamientos que más me gustan es el de los “ritmos respiratorios” (http://runningmothers.blogspot.com/2014/06/piensa-en-respirar-para-correr-mejor.html), donde nos centramos en identificar el ritmo al que respiramos según nuestra zancada: esto nos ayuda a concentrarnos en nuestro cuerpo y en como está funcionando. Es el primer paso para mejorar nuestra carrera. Los corredores novatos suelen tener una respiración muy torácica y superficial que con el entrenamiento, se hace más profunda: los músculos respiratorios se tonifican y los pulmones se expanden. Las extremidades actúan como bombas insuflando aire y energía a todo nuestro cuerpo. Centrarse en la respiración al meditar evita que divaguemos, nos agobiemos o soñemos despiertos. Es un saludable ejercicio de control mental y un valor añadido para los deportistas.