En Tibet
dicen que la respiración es el caballo y la mente es el jinete: el animal
representa el movimiento y el viento que se agita cuando estamos preocupados
por algo. Si la mente no está entrenada, el caballo salvaje nos llevará a donde
quiera sin ningún control. La meditación consiste en domar al caballo: en
pensar en lo que queramos cuando queramos.
Y esto
viene a cuento de la reciente lectura del libro del lama tibetano Sakyong
Mipham, Running with the mind of
meditation que relaciona las mentalidades de oriente y occidente para beneficio
de los corredores, nos recuerda su importancia. Este señor que da charlas por
todo el mundo sobre meditación, empezó a correr hace algunos años y descubrió
como la práctica del ejercicio físico -y correr es su preferido- le ayudaba a
meditar. Pero ¿por qué nos parece útil acercarnos a la meditación? Simplemente
porque en esta vida que llevamos en la que nos sobran estímulos para hacer
cualquier cosa, nos parece necesario intentar parar un poco a reflexionar y a
centrarnos en menos temas para poder, tener experiencias más enriquecedoras.
En
este post que no es el primero en el que hablamos sobre la mente ( http://runningmothers.blogspot.com/2014/11/mente-sobre-cuerpo.html), quiero compartir con vosotros algunos de los puntos que me parecen
más reveladores sobre los cuales reflexiono sin ánimo de resultar tediosa.
Estaré encantada de conocer vuestras opiniones.
1. Siguiendo
con la analogía equina, cuando terminamos de entrenar somos capaces de ver con
claridad algún asunto que nos ha tenido bloqueados y es que al agotar al
caballo-cuerpo, la mente cobra protagonismo. Pero ésta es una situación
coyuntural porque en cuanto recuperemos la energía, la mente volverá a las
andadas: es decir que habremos agotado al caballo pero el jinete-mente no está
domesticado. En realidad sólo hemos entrenado el cuerpo y es que según Sakyong no podemos meditar corriendo ni correr
meditando, sino que cada cosa ha de hacerse por separado para que nos
beneficiemos de ambas actividades. Entrenar la mente ayuda a los atletas a
mejorar su rendimiento físico para que estén centrados, no se distraigan y aprendan
a controlar su cuerpo. Y mantener el cuerpo en forma corriendo les sirve a los
estudiosos para meditar o pensar más sin sentir molestias físicas (sea el caso
de los monjes que meditan o de los sesudos científicos por poner algunos
ejemplos).
Esta concepción
holística del ser humano que los asiáticos conocen desde hace miles de años,
los occidentales lo aplicamos desde hace relativamente poco en la medicina o en
la empresa, por ejemplo, donde los grandes departamentos de RR.HH. saben bien
de los beneficios que reporta mantener a la plantilla en buena forma física.
2. Una de
las cosas para mi mas reveladoras, aunque bastante obvia, que dice nuestro
amigo tibetano es que los beneficios del entrenamiento físico son temporales
(hay que trabajar el cuerpo de forma más o menos constante para mantenerlo en
forma), mientras que el entrenamiento
mental no se olvida: la meditación es como aprender a leer: perdura. Nunca
me había parado a pensarlo. Y sin embargo, si había pensado en como la
experiencia de los corredores maduros, es un arma que ganamos ante la juventud
que nos arrolla con su fortaleza física. Y se lo repito a mis runners cuando
vuelven a correr tras un parón: “no es volver a empezar, ya tienes la
experiencia y sabes el camino”.
3. Para
empezar a meditar el maestro nos recomienda pensar en respirar. La respiración es nuestro primer acto vital: lo
hacemos unas 21.600 veces al día según los textos sobre el tema y es el acto
que llena de energía nuestro cuerpo. Hacerlo de una forma sana y aprender a conocer
y a controlar la respiración es el primer paso. Pensar en respirar nos lleva al
momento presente, al “ic-hoc” que mencionan los psicólogos (aquí-ahora) y nos
aporta clarividencia. Solemos turbarnos centrándonos excesivamente en el pasado
(provoca depresión y/o arrepentimiento) o en el futuro (falsas expectativas
creadas, preocupación por algo que no sabemos si sucederá y/o ansiedad). Por
supuesto que hay que tener en cuenta las experiencias y las expectativas, pero
es en el presente donde las llevamos a cabo. Y correr nos lleva a ese momento
presente. Cuando empezamos a rodar, podemos estar repasando la lista de la compra, enfadados por algo o nerviosos por algo que va a suceder, pero a los poco minutos empezamos a dejar todo atrás y a
centrarnos en lo que hacemos. Uno de los entrenamientos que más me gustan es el
de los “ritmos respiratorios” (http://runningmothers.blogspot.com/2014/06/piensa-en-respirar-para-correr-mejor.html), donde nos centramos en identificar el ritmo al
que respiramos según nuestra zancada: esto nos ayuda a concentrarnos en nuestro
cuerpo y en como está funcionando. Es el primer paso para mejorar nuestra
carrera. Los corredores novatos suelen tener una respiración muy torácica y
superficial que con el entrenamiento, se hace más profunda: los músculos
respiratorios se tonifican y los pulmones se expanden. Las extremidades actúan
como bombas insuflando aire y energía a todo nuestro cuerpo. Centrarse en la respiración al meditar evita que divaguemos, nos
agobiemos o soñemos despiertos. Es un saludable ejercicio de control mental y un
valor añadido para los deportistas.
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