En el
rendimiento físico deportivo, la única ventaja de hacerse mayor es que una
tiene más cabeza y es capaz de centrar mas el tiro en el objetivo. Si hemos
entrenado coherentemente para el maratón podemos hacer un papel digno aunque
sea en la otra esquina del mundo, en mi caso en Tokio. No todos los días le
llega a una la invitación a correr uno de los “6 Majors” (Tokio es uno de los
seis maratones icónicos en el mundo junto con Berlín, Londres, Chicago, NY y Boston).
Y desde luego por organización, animación y recorrido, la capital nipona merece
la distinción. La verdad es que correr un maratón está alcance de cada vez más
gente aunque a mi me siga pareciendo una locura para hacer en ocasiones muy
especiales donde se han de alinear algunos astros como intentaré explicar más
abajo. Supongo que por eso en más de 35 años corriendo solo he hecho 7 y
siempre que alguien me pide consejo al respecto intento disuadirle. El maratón
es una prueba que exige tanto respeto como echarse a la montaña o al mar. Ahora
bien, si la persona es persistente y decide asumir el desafío, la sensación de
experimentar un maratón es la de recibir una increíble lección de vida.
En mi
caso, es como si en cada uno, me hubiera leído un libro sobre autoconocimiento
y autoestima. En este caso, sabía que no iba a mejorar mi marca de hace dos
años (Sevilla, 2h.58), además de porque me faltaba volumen de entrenamiento,
porque el jetlag me pasaría factura: efectivamente empecé a correr 36 horas
después de haber aterrizado a la una de la madrugada, según mi reloj biológico.
La primera mitad del maratón la hice con las piernas y la segunda suplí la
creciente tirantez de mis extremidades inferiores con la cabeza al tiempo que
reajustaba drásticamente mi objetivo: ya no jugueteaba con la idea de bajar de
tres horas, sino simplemente con terminar sin lesionarme. A veces era tal
fuerza mental que me parecía flotar tranquila por encima de los restantes
corredores ajena al dolor de mi acortada musculatura. Por primera vez no me
preguntaba qué hacía yo allí ni nada similar y tomé prestada toda la energía
que pude de los gritos de ánimo orientales-¡Gambare!- y de algunos
incondicionales españoles, para concluir la prueba en 3h y 16 minutos.
Ahora, 10
días después comparto como atleta y como entrenadora con todo aquel que se
atreva a leer este post mi humilde experiencia en forma de pautas que me
parecen básicas para afrontar el reto de los 42.195m.
5 razones
para NO correr un maratón:
· Necesitas
un presupuesto extra para comida, bebidas, suplementos vitamínicos o
nutricionales (aunque sea geles levadura de cerveza o alga espirulina),
fisioterapeuta, zapatillas, detergente y por supuesto para un regalo a tu sufrida
familia que va a soportar estoicamente tu preparación.
· Tendrás
que renunciar a parte de tu vida social nocturna: si tienes más de 40, hay que
reponer sueño los fines de semana y beber menos.
· Habrá
fricciones en tu relación de pareja debido a tu escaqueo en algunas labores
domésticas (en especial las que implican agacharse tras una tirada larga); por
otra parte tus hijos pensarán que eres una/un seta porque casi siempre estás
cansada/o para jugar o te quedas dormida/o.
· Te
agobiarán los proyectos o largas reuniones laborales de las cuales tendrás que
intentar escaquearte.
· Necesitas
más tiempo y no sólo para entrenar. Concretamente entre un tercio y la mitad
más de lo que antes le dedicabas a recuperarte, a dormir, a comer y a pensar en
todo lo anterior.
Si aun así
decides seguir adelante…
10 puntos para
alcanzar tu sueño (o al menos intentarlo):
· Elige
un entrenador/a para que te asesore con la planificación. Ponerte en manos
expertas te aportará tranquilidad y confianza y te ayudará a marcarte un
objetivo razonable.
· Intenta
involucrar a algún amigo/a para que te acompañe en las tiradas largas o que se
turnen por tramos. Aunque es importante también entrenar sola/o, te animará
entrenar acompañado
· Comparte
con tu familia, tuss compañeros de club, de correría o en redes sociales tus
dudas, anhelos y experiencias para relativizar, pero confía en tu buen juicio:
al final tomarás la decisión correcta.
· No
sobreentrenes. El 90% de la gente que prepara un maratón se pone nerviosa y falla
alguna vez en esto, yo incluida.
· Ten
paciencia y evoluciona poco a poco. Huye de planes relámpago espectaculares. El
entrenamiento es adaptación y en menos de cuatro meses es muy complicado
preparase saludablemente.
· Recuerda
que el papel lo soporta todo y tu no. Si te sientes mal, estás agotada/o o con
excesivo estrés, descansa y pasa página. Si entrenas en malas condiciones
corres el riesgo de lesionarte: la energía sale del mismo saco y es limitada.
Aprende a escuchar tu cuerpo.
· No
olvides que el descanso y la alimentación (por ese orden), son parte
fundamental de tu planificación.
· Si
llegas al final de tu preparación, disfruta de la carrera: el maratón es la
guinda del pastel, el premio al esfuerzo después de tantos meses de sacrificio.
· Controla
las variables que están a tu alcance; sabrás enfrentarte a las que no dependan
de ti.
· Confía
en tu cabeza: gracias a ella estarás en la línea de salida y gracias a tu
determinación, dedicación y disciplina terminarás con éxito si has entrenado
bien.