El agitar
incesante de los dedos de su mano derecha. Chasquear los dedos de la contraria
y sonreír. Desplegar esa boca contenta siempre para desesperación de sus
rivales. Ruth Beitia, 26 de sus 37 años entregados con pasión al atletismo,
tiene muchos tics o gestos que le ayudan a concentrarse en la competición, como
cualquier otro deportista de élite que se juega la gloria y el honor en escasos
segundos. Ayer en el coloquio organizado por el Colegio Oficial de Psicólogos
de Madrid nos enseñó a los afortunados asistentes su oro olímpico de Río que
pueden ver todos los que se acerquen al Museo del Deporte, en Santander, su
tierra, junto con el resto de sus medallas. De esta forma ella comparte con la
afición que tanto la apoya sus triunfos.
Pero
también nos habló la atleta más laureada de España, de los momentos amargos
como cuando cambió su rutina de entrenamientos y tuvo que ver la final europea
desde la grada, sola y con gafas de sol, recuerda con la voz quebrada. Ese fue
su momento más duro. A partir de ahí dijo nunca más y ahí está disfrutando como
nunca todas y cada una de las finales de todos los campeonatos. Medalla de oro
en Río 2016, campeona de Europa en 2012, 14 y 16, mejor atleta del año europea
en 2016, premio nacional del deporte. Entre otros títulos y galardones.
Ayer con Ruth, Diana (gracias por invitarme) y Marta, psicólogas deportivas y Running Mothers: un lujo estar rodeada de estas mujeres |
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